martedì 5 marzo 2019

Bob Paisley, un mito a su pesar


de https://elpais.com/deportes/2018/05/23/actualidad/1527092474_301796.html

Bob Paisley, con la Copa de Europa en 1981
Bob Paisley, con la Copa de Europa en 1981GETTY
Minero adolescente, albañil, combatiente en África en la Segunda Guerra Mundial, liberador de Roma enjaulado en un tanque, futbolista, fisioterapeuta autodidacta, entrenador y mánager. Todo un mito: Bob Paisley, el antidivo al que nunca le sedujo ser primer técnico del Liverpool, pero muy a su pesar logró 20 títulos en nueve años. A este hombre corriente de logros extraordinarios que desdeñaba los focos puede igualar Zinedine Zidane un registro único. Si el Madrid triunfa el sábado en Kiev, el preparador galo será, junto a Paisley, el único con tres Copas de Europa dirigiendo al mismo equipo. Solo hay otro entrenador con las mismas orejonas, Carlo Ancelotti, pero repartidas, dos con el Milan y una con el propio Madrid. A diferencia del inglés, ganador en las ediciones del 77, 78 y 81, Zizou está en disposición de encadenar los tres tronos.
“Shanks [Bill Shankly, forjador del primer gran Liverpool] lo ha dejado y me han dado su puesto, un trabajo que no me apetecía, lo último que hubiera deseado, pero vamos a seguir adelante”. Así comenzó Paisley su charla a los muchachos cuando en 1974 asumió contrariado la jefatura del banquillo de Anfield, su cuartel general durante 44 años, donde siempre quiso ir de puntillas sin conseguirlo. “Bob acabó con el tópico de que los chicos buenos nunca ganan”, llegó a decir el lenguaraz Brian Clough, técnico contemporáneo y gran enemigo del Liverpool. Eran tiempos en los que Tommy Docherty, otro gurú de la época, un escocés que hizo una brillante carrera en el Preston North End, el Celtic, el Arsenal y el Chelsea, ya advertía a principios de los 70 de lo que se avecinaba: “Entrenar en estos tiempos es como una guerra nuclear, no hay ganadores, solo supervivientes”. Paisley sobrevivió incluso a su extrema modestia.
Nacido el 23 de enero de 1919 en Hetton le Hole, en Sunderland, fue el segundo de los cuatro hijos de Sam, un minero, y Emily, ama de casa. Un accidente paterno en la mina le obligó a tomar el relevo bajo tierra a los 14 años. Luego se pasó a la albañilería mientras pateaba balones por el barrio. Para su desgracia, el Sunderland le rechazó por bajito, pero logró recalar en el Liverpool en 1939, donde resistió como abnegado lateral derecho hasta su retirada 15 años más tarde. Eso sí, nada más llegar a la capital del condado de Merseyside su carrera se vio truncada por la Segunda Guerra Mundial, en la que participó en misiones en el norte de África y más tarde en la emancipación de Roma. En 1977, el destino devolvió a Paisley a la Ciudad Eterna con motivo de la final de la Copa de Europa entre los reds, a los que ya entrenaba, y el glorioso Borussia Mönchengladbach de Simonsen, Vogts, Bonhof, Stielike, Wimmer, Heynckes… “De nuevo he derrotado a los germanos en Roma”, soltó el técnico inglés tras su segundo trono europeo
De vuelta de la batalla mundial, Paisley se instaló en Liverpool de por vida y tras quitarse las botas se autoproclamó fisioterapeuta. “Detecto lesiones antes de que se produzcan”, sostenía. Al llegar Bill Shankly, un escocés cáustico y socialista hasta el hueso, el gran patricio del preLiverpool que se entronizaría en la Copa de Europa, Paisley fue reclutado como ayudante. Y no solo eso. También como confidente del legendario Boot Room, el cuarto donde se guardaban las botas convertido en un santuario del cuerpo técnico. Shankly –el gran jefe-, Paisley –el ancla con los jugadores-, Ronnie Moran –el sargento malo-, Joe Fagan –el rebelde- y Reuben Bennett –asistente general-, y más tarde Roy Evans –el poli bueno-. Todos, salvo Bennett, dirigieron alguna vez al Liverpool. Tan peculiar era aquel iconoclasta senado que ni a Elton John se le concedió un cubalibre. “Aquí solo hay cerveza y, por supuesto, whisky escocés”, le espetó Shankly en una visita del músico a Anfield al frente de su Watford.
Tras la inesperada salida de Shankly en 1974, la entidad eligió a Paisley en contra de su voluntad. Nunca se sintió un hombre de primera fila, papel que siempre había quedado reservado a Shankly. Al escocés, un singular motivador, no le gustaba entrenar sobre el campo, faceta que delegaba en Paisley. En realidad, como diría Evans en una entrevista en EL PAÍS en mayo de 2005, “el gran Liverpool era tan simple como el propio fútbol”. No tanto.
Bob Paisley, entrenador del Liverpool, en 1978.
Bob Paisley, entrenador del Liverpool, en 1978. 
Paisley, pese a sentirse abrumado y propagarlo delante de todos, no solo se ganó el respeto unánime de la plantilla, sino que demostró tener ojo clínico para los fichajes, primero como técnico y luego como mánager. McDermott, Neal, Dalglish, Hansen, Souness, Rush, gran parte de los mejores futbolistas que haya alistado jamás el Liverpool llegaron con su lazo. “Si ya están cansados de ganar, díganmelo que un verano ficho a otros veinte y punto”, contaba Sounness que solía repetir al término de cada curso. Tan de paso solía sentirse Paisley que hasta la segunda temporada en el banquillo no firmó el primer contrato de su vida. Y eso que en su estreno el club se quedó seco, sin un mero título. Con todo, lo firmó para siete años. La cosecha de aquel Liverpool contracultural por su estilo de toque (passing game) frente al juego directo y rudo que imperaba en Inglaterra: tres Copas de Europa, una Copa de la UEFA, seis Ligas y otros 10 trofeos. “Hemos tenido años difíciles, una vez quedamos segundos”, espetó el entrenador con sutil ironía en su despedida.
Superada con creces la obra de Shankly, Paisley resopló tras dejar el banquillo en 1983. En su último partido, frente al United en Wembley en la Milk Cup (como se llamaba por entonces a la Copa de la Liga), el Liverpool ganó 2-1 tras una prórroga. Los jugadores intentaron que, por una vez en su vida, Paisley estuviera en el escaparate. El hombre, que acentuaba y acentuaba que el fútbol era de los jugadores, alegó que los 39 escalones que separaban el césped de Wembley del palco de entrega de trofeos era un “Everest” para él. Sounnes, a empujoncitos, logró que pedaleara con ellos y por fin, un día al menos, se hiciera la foto de honor. Accedió, ante el aplauso atronador de los 99.304 espectadores, incluidos los del United.
Ray Clemence, mítico portero del Liverpool, difundió una carta en varios medios –incluido EL PAÍS- con motivo de la muerte de Paisley en febrero de 1996. El meta, bajo el título “Nunca habrá nadie igual”, escribió: “Bob nunca buscó la gloria personal, sentía que simplemente cumplía con su obligación. Tenía una gran sabiduría futbolística y una manera sencillísima de decirnos cómo quería que jugásemos. Jamás perdía la calma. Puedo verle ahora en el vestíbulo del lujoso hotel de París donde nos alojamos en 1981 con motivo de la final de la Copa de Europa contra el Real Madrid. Iba en zapatillas de andar por casa sobre las tupidas alfombras con un ejemplar del Daily Mirror asomándole por el bolsillo. Pero cuando más cómico resultaba era cuando pronunciaba los nombres de los jugadores extranjeros a los que nos enfrentábamos”.
A ese Paisley en babuchas que al frente del Liverpool superó al Madrid de los garcías en París podría igualarse ahora Zidane con un tercer título en la misma casa. Guiños de la vida, otra vez con los reds por el medio. Un club que debe gran parte de su eternidad a un tipo alérgico al espumoso mundo de las celebridades. Un paisano, vaya.

Bob Paisley tribute with Brian Clough by Granada television

Football's Greatest Managers (HD) - Bob Paisley

El Liverpool de Paisley y la Europa 'red'


El Liverpool de Paisley y la Europa 'red'

JAIME RINCÓN 18/02/11omenta

"El fútbol no es cuestión de vida o muerte. Es mucho más que eso". Con esta frase pronunciada por el gran Bill Shankly se podría resumir la historia de un club, de un sentimiento y de la actitud de un elenco de figuras que llevaron al Liverpool a una época dorada en la que Inglaterra y Europa estuvieron a sus pies.
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Ray Clemence, Kevin Keegan y Bob Paisley tras la final de Roma de 1977
Cuando se recuerda a ese Liverpool de la década de los 70 y primeros de los 80 se habla del Liverpool de Bob Paisley. Y, sin duda, en gran medida lo fue. Pero ese equipo glorioso que conquistó cuatro Copas de Europa en siete años echó sus raíces de la mano del mítico Bill Shankly, tuvo su apogeo con Paisley y acabó con Joe Fagan. El denominador común fue una pasión y un amor por el fútbol que tuvo su extensión en el campo, con jugadores como Neal, Callaghan, Keegan, Souness, Dalglish, Whelan o Ian Rush, y en la grada, otorgando a Anfield ese misticismo que se le reconoce hoy en día.
Si hubiera que marcar un fecha de inicio o acotar esa etapa gloriosa en las orillas del Mersey, quizá debieramos marcar el punto de salida en la temporada 72-73, la última de Shankly al frente del proyecto 'red'. El legendario técnico sumó su octavo título de Liga y saboreó, por primera vez en la historia del club, las mieles del éxito europeo, derrotando a otro de los grandes dominadores de la época en el viejo continente, el Borussia Monchengladbach.
Keegan y la primera 'Orejona'
El listón estaba alto, pero Paisley lo superó, y con creces. El segundo de a bordo se convertía en la cabeza visible del ilusionante proyecto 'red'. Lejos de revoluciones y posibles ataques de ego por impregnar su sello, este inglés de Sunderland se limitó a dar continuación a una fórmula que garantizaba el éxito. El triunfo, por encima de todo, de un estilo basado en el pundonor, la ambición y la verticalidad.
Ésas fueron las señas de identidad de un equipo que tuvo su primera prueba de fuego en la final de 1977. Enfrente, el temible Monchengladbach de Vogts, Stielike, Heynckes o Simonsen. Superior en juego y calidad pero, como se demostró, por debajo en cuanto a la mentalidad y la fe de un equipo liderado por Kevin Keegan que conquistó el Olímpico de Roma y levantó su primera Copa de Europa.
El primer inconveniente serio para ese paraíso en el que se había convertido Merseyside llegó pocos meses después. En una época donde el romanticismo minimizaba la trascendencia del dinero, la chequera del Hamburgo se impuso al entusiasmo imperante y Kevin Keegan abandonó Anfield. La respuesta fue la llegada de dos escoceses que se terminarían convirtiendo en leyendas del club: Graeme Souness y Kenny Dalglish.
Con las nuevas incorporaciones y manteniendo gran parte del bloque de Roma, el Liverpool repitió hazaña justo un año después, aunque en esta ocasión el hecho de jugar en Wembley y ante el Brujas, les otorgaba la condición de favoritos. En un choque dominado de principio a fin por los de Paisley, un solitario tanto de Dalglish marcó la diferencia.
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Los jugadores del Liverpool con la Copa de Europa de 1978
Joe Fagan, el legado de Paisley
El idilio establecido con Europa se rompió una temporada después, cuando el sorprendente Nottingham Forrest de Brian Clough se cruzó en su camino. Hubo que esperar hasta la temporada 80-81 para volver a presenciar el paseo triunfal del equipo 'red' por el viejo continente. Esta vez fue en París, y ante el Madrid de la cantera, aquel que se conoció como "el de los García". Precisamente uno de ellos, García Cortés, propició con su error el único tanto del partido, obra de Alan Kennedy.
Sería la última vez que Paisley se sentara en el banquillo 'red' en una final de la competición continental. En 1983, y como hiciera Shankly con él casi diez años atrás, el bueno de Bob dejó el club en manos de su segundo, Joe Fagan. Comenzaba un cambio de ciclo en el que los Neal, Hansen o Dalglish vivían sus últimos momentos como jugadores 'reds' y otros como el irlandés Whelan o el gran Ian Rush entraban en escena. Un relevo que tuvo especial importancia en la portería, donde el mito Clemence dejaba sus guantes al controvertido portero sudafricano Bruce Grobbelaar.
Habría que esperar al 30 de mayo de 1984 para comprobar la trascendencia de ese cambio en la portería. De nuevo, el Olímpico de Roma. Esta vez, el anfitrión como rival. La Roma de Falcao, Tancredi, Conti...un equipo, como ocurriera en el 77, superior técnicamente. El partido se decidió en los penaltis, donde Groobelaar protagonizó uno de los momentos más curiosos de la historia del Liverpool.
El partido terminó con empate y el título tuvo que decidirse en los penaltis. Allí apareció el genial portero sudafricano, que pasó a la historia por la actuación después conocida como ’spaghetti legs’. Con sus gestos provocó que Conti y Grazziani erraran desde los once metros. El espíritu de Shankly y Paisley seguía vigente.
Para muestra de ello, dos leyendas que circulan sobre aquella final. La primera cuenta que los jugadores del Liverpool, a su regreso de Bucarest tras disputar la semifinal, se enteraron de su rival y respondieron con cánticos a favor de la Roma. Su motivación era única. En la segunda, queda muy claro el espíritu de este equipo. Esto fue, al parecer, lo que Fagan dijo a sus jugadores en los instantes previos a saltar al verde del Olímpico: "Jugarán con once para no partir con desventaja. Nosotros debemos pasársela a uno con camiseta roja, atrás rompernos los cojones y si se puede, cuando estemos cerca del área, chutar y marcar un gol".
Fue el final heroico de una epoca de leyenda. La tragedia de Heysel un año después en esa fatídica final con la Juve se considera como el verdadero punto final de aquel histórico Liverpool. Otros, en cambio, prefieren obviar aquella tragedia y la posterior sanción y pensar que, como cualquier historia de fantasía, ésta también tuvo un final feliz.
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EL LEGADO DE SHANKLY



EL LEGADO DE SHANKLY

de https://www.megafutbol.net/temas/el-legado-de-shankly.8239/

El paisaje con el que se encuentra Bill Shankly a su llegada a Anfield en Diciembre de 1959 es devastador. El universo redestá inmerso en plena etapa depresiva: el Liverpool había descendido a la 2ª división en 1954 tras una campaña calamitosa -colista absoluto- y ahí seguía languideciendo entre intentos frustrados de regresar con los grandes, unas instalaciones arcaicas y en un pésimo estado -el aspecto de Anfield y el del campo de entrenamiento de Melwood eran lastimosos- y un staff técnico, seguramente su mejor activo, que contaba con personajes como Bob Paisley, Joe Fagan y Reuben Bennett.

William Shankly (Glenbuck, Escocia 2/9/1913), había jugado en el Carlisle y Preston North End antes de que su carrera se viera interrumpida por la II Guerra Mundial. Internacional 5 veces por Escocia entre 1938 y 1939. Como entrenador y antes de su llegada a Anfield, gestiona a Carlisle, Grimsby, Workington y Huddersfield -donde coincide y hace debutar a un adolescente llamado Denis Law-. Su historial no es para nada relevante. El presidente de los reds TV Williams tiene un primer contacto con Shankly en 1951 y aunque le llama la atención y le intriga su entusiasmo y compromiso, la opción se descarta por considerarlo falto de experiencia. Ocho años después, Williams tiene la certeza de que Shankly y el Liverpool son el uno para el otro. Sustituye a Phil Taylor. El equipo vegeta en la zona media de la clasificación. Inmediatamente, se establece una corriente positiva entre Shankly y Paisley: el primero era la fuerza motivadora y el segundo, el táctico por naturaleza. Las reuniones del staff se llevaban a cabo en la sala denominada Boot Room de Anfield y allí se discutía la estrategia (*). Shankly tenía mucha confianza en sí mismo. Había asimilado absolutamente todos los sistemas de entrenamiento y se sabía con capacidad para ser un líder. Pero en realidad, su filosofía era de lo más sencillo: “El fútbol es un juego extremadamente simple. Consiste en dar y recibir pases, controlar la pelota y moverse para recibirla otra vez", por ello implantó en los entrenamientos los partidos de cinco contra cinco -pasar y moverse era la base de su estrategia-. Detectaba jugadores bajo cuatro premisas: en primer lugar, capacidad y coraje y luego, condición física y voluntad de trabajar duro. 

(*) En el Boot Room, se relajaban, bebían whisky y hablaban sobre lo humano y lo divino y sobre los problemas tácticos del equipo. En realidad, era una habitación destinada a almacenar botas, pero que Shankly reformó y acabó convirtiendo en el corazón técnico del Liverpool.


De entrada, mantuvo intensas pugnas con la directiva a fin de mentalizarles de lo inevitable de una inversión para remodelar el equipo. En una reunión con la junta en 1961, Shankly insistió en la contratación de dos jugadores escoceses: el medio centro Ron Yeats (Dundee United) y el delantero centro Ian St John (Motherwell). “No podemos pagarlos ” fue la respuesta inicial, pero el directivo Eric Sawyer, muy afín a las ideas de Shankly, declaro: “No nos podemos permitir NO comprarlos”. Ambos llegaron y el Liverpool, en fin, comenzó a cambiar de cara. Potenció a varios futbolistas criados en Anfield: Jimmy Melia, Ronnie Moran, Alan A´Court, Gerald Byrne, el guardameta Tommy Lawrence y sobre todo, al delantero Roger Hunt, que disputó 404 partidos con el Liverpool desde 1958 hasta 1969 consiguiendo 245 goles -tan solo superado por Ian Rush- y que además, sería pieza clave en la selección inglesa campeona del mundo en 1966. En la temporada del ascenso de los reds a 1ª, Hunt marcó 41 goles en 41 partidos.

El Liverpool consigue al fin el ascenso en 1961-62 y pone fin a 8 temporadas en 2ª, una división a la que ya no volverá jamás. Contrata al volante Willie Stevenson, del Rangers y al delantero Peter Thompson, del Preston. El equipo se estabiliza en el 8º puesto en su regreso a la élite y siguen apareciendo y consolidándose jugadores desde la cantera escogidos por Shankly, algunos de ellos de verdadera importancia en el futuro: Ian Callaghan, Tommy Smith -un auténtico tipo duro- y Chris Lawler. El centrocampista Callaghan, posee el record de partidos disputados con los reds : 857 desde 1959 hasta 1978.

En la primavera de 1964, el Liverpool consigue su 6ª Liga 17 años después (*) a falta de tres jornadas. Son esas cosas que solo suceden en Inglaterra. Es el primer logro de Shankly. Y lo hace destruyendo al Arsenal por 5-0 en la tarde del 18/4/1964 en un Anfield enloquecido. Acabará con 57 puntos, 4 más que el Manchester United y 5 que el Everton.

(*) Los otros cinco títulos los obtuvo en 1901, 1906, 1922, 1923 y 1947, este último fue el primer campeonato disputado tras la II Guerra Mundial.

 
Gordon Milne, Gerry Byrne, Tommy Lawrence, Ronnie Moran, Willie Stevenson, Bob Paisley, Reuben Bennett, Ian Callaghan, Roger Hunt, Ian St John, TV Williams (presidente), Ron Yeats, Alf Arrowsmith, Peter Thompson y Bill Shankly.

Solo la mejor versión de la grande Inter impidió que el Liverpool, en su primera participación en la Copa de Europa, esa competición que tanto iba a significar para los reds en las décadas siguientes, se enfrentara en la final de Milán al Benfica de Eusebio.

Pero el momento de la temporada es la final de la FA Cup a la que llegan el Liverpool y el Leeds United. El partido es excitante y los tres goles se marcan en la prórroga. La Cup se marcha en dirección Anfield. Shankly alinea a Lawrence; Lawler, Byrne, Strong, Yeats, Stevenson, Callaghan, Hunt, Saint John, Smith y Thompson. Roger Hunt anota en el ´93, el inevitable Billy Bremner empata en el ´100 y a tres minutos del final -´117-, Ian St John le proporciona a su equipo la primera FA Cup de su historia. Shankly recordaba en su autobiografía: "Ha habido muchos momentos de orgullo. Maravillosos, fantásticos momentos. Pero ese fue el día más grande." 

A todo esto el Liverpool FC ya viste completamente de rojo. Una decisión del jefe. A Shankly se le ocurrió que la uniformidad del color mejoraría la imagen de sus jugadores, que podía tener un impacto psicológico -rojo de peligro, rojo de poder-. De esta forma nació una equipación mítica que pervive a día de hoy.

En 1966, de nuevo el Liverpool consigue el título liguero y otra vez, de forma holgada. Sumará 61 puntos, cinco más que el Leeds y el Burnley. La plantilla es prácticamente la misma que consiguió la Liga de 1964 y la Cup de 1965. Shankly solo utiliza 15 jugadores a lo largo de la temporada y Gerry Byrne, Ian Callaghan, Tommy Lawrence, Ron Yeats y Tommy Smith lo juegan absolutamente todo: 53 partidos. Los reds alcanzan la final de la VI Recopa de Europa pero son derrotados en la prórroga por el Borussia Dortmund en el Hampdem Park de Glasgow (2-1).


El 4 de Marzo de 1967 debuta en Anfield ante el Stoke, un todavía adolescente Emlyn Hughes denominado como Crazy Horse, un futbolista versátil que el ojo de Shankly detecta en el Blackpool. Puede jugar en el centro del campo, de central y de lateral izquierdo. Se convertirá en uno de los pilares del gran Liverpool en el que permanecerá doce años, hasta 1979. Fue el capitán desde 1974. Jugará 665 partidos, anotará 49 goles y conseguirá 4 Ligas y 2 Copas de Europa. 59 veces internacional con Inglaterra.

Y el 24 de Junio de 1967, el LFC se hace con los servicios de otro joven que con el tiempo, se convertirá -como Hughes- en otra leyenda de la institución: el guardameta Ray Clemence procedente del Scunthorpe United, que debutará el 25/9/1968 en partido correspondiente a la League Cup ante el Swansea y que cubrirá un larguísimo recorrido en Anfield hasta 1981. Curiosamente, como su compañero Hughes, disputará 665 partidos (según LFC history.net) y su historial habla de 5 Ligas y 3 Copas de Europa. 61 internacionalidades.

El Ajax, que ya tiene en nómina una perla de solo 19 años llamada Johan Cruyff, destruye cruelmente las ilusiones del Liverpool en la Copa de Europa en el Olímpico de Amsterdam el 6/12/1966. 5-1. De todas formas, Shankly no arroja la toalla y lo ve a su manera: “El partido nunca debió jugarse , pero esto no ha terminado. Los aplastaremos en Anfield. Ajax jugó defensivamente en su propio campo, esto es ridículo, y nosotros nunca jugamos bien contra equipos defensivos (*).

(*) Se jugó bajo una intensa niebla, es cierto. Las imágenes de you tube no engañan; lo de que los holandeses atuaran defensivamente en su campo, es discutible. Como muchos, Shankly no tenía ni idea de lo que se avecinaba con el Ajax y el fútbol total.

 
Verano de 1971: Bill Shankly, Bob Paisley, Joe Fagan, Ron Moran, Reuben Bennett y Tom Saunders. Shankly, en su corbata, luce "Kop" debajo de un trofeo.

Sobre 1967, los que iniciaron el proyecto con Shankly estaban alrededor de los 30 años. Empieza una lenta remodelación del equipo aunque no siempre Shankly es infalible: los fichajes de Tony Hateley y Alun Evans, ambos delanteros, no cuajaron. Por el primero se pagaron al Chelsea 96.000 libras y un año después el Liverpool se ve obligado a traspasarlo al Coventry: no se ajusta al estilo del colectivo. Por el segundo, son 100.000 libras lo que recibe el Wolverhampton, pero las lesiones, una paliza recibida en una discoteca y la llegada de Keegan, acaban con su carrera en el Liverpool. Esas mismas lesiones frenan la evolución de Gordon Wallace, retirado prematuramente en 1972 a causa de una fractura de la pierna y que abandona el Liverpool en 1967 y Alf Arrosmith, que lo hace en 1968.

El 21 de Febrero de 1970 el Liverpool es eliminado de la FA Cup, una competición que es la debilidad de Shankly, después de una pobre actuación en Watford. La mayor parte de la vieja guardia es eliminada: Ian St John, Tommy Lawrence, Ron Yeats, Roger Hunt, Gerald Byrne … “Tenía que hacerlo, de otra forma estaba eludiendo mi obligación”, declara Shankly. Fueron sustituidos por Ray Clemence, Larry Lloyd, John Toshack, Steve Heighway y Brian Hall. Junto con elementos como Emlyn Hughes, Tommy Smith, Ian Callaghan y Chris Lawler supervivientes de los daños colaterales de Watford, se aseguraba el núcleo para el futuro del Liverpool. 

Mientras tanto, un ojeador del club, Geoff Twentyman, un auténtico cazador de talentos, descubre otro, y de nuevo en el Scunthorpe United, el club de origen de Clemence, ya asentado en la portería red. Se llama Kevin Keegan y es un delantero eléctrico, dinámico y determinante. Shankly no duda ni un segundo de las referencias de Twentyman presionado por los problemas de ataque del equipo en el flanco derecho personificados en la rodilla del veterano Ian Callaghan. Keegan es transferido en 1971 por 35.000 libras y va a convertirse rápidamente en el buque insignia del equipo. Tiene 20 años. Debuta el 14/8/1971 en Anfield frente al Nottingham Forest en la jornada inaugural de la Liga y marca el primer gol en partido que el Liverpool gana 3-1. Para Shankly, Keegan será “la inspiración del equipo”.

Le ofrece 50 libras de sueldo a la semana y posteriormente, establecerían un nuevo sistema que consistía en doblar ese sueldo a principio de cada temporada.

Antes de que en 1977 sea traspasado al Hamburgo por la barbaridad de 500.000 libras gana con los reds 3 Ligas (1973, 1976, 1977) y la Copa de Europa (1977). En 323 partidos oficiales marcará 100 goles. Un jugador increíble, con velocidad de pensamiento, calidad y entusiasmo sin límites. La rapidez fue su arma fundamental. Balón de Oro en 1978 y 1979.

El 8 de Mayo de 1971, Wembley vuelve a vivir una trepidante final de la FA Cup: Liverpool vs Arsenal. Los gunners vienen de ganar la Liga. No hay goles en los 90 minutos. Arranca la prórroga y Steve Heighway adelanta al Liverpool, en el minuto ´92. Pero en el ´101 y en el ´111, Eddie Kelly y Charlie George le dan la vuelta al marcador y le dan el título al Arsenal que consigue el doble Liga - Copa.

El 18 de Marzo de 1972, el Liverpool aplasta al Newcastle en Anfield: 5-0. Esa tarde se inaugura la mítica placa fijada encima del túnel de salida al terreno de juego: “This is Anfield”, una inspiración de Bill Shankly para motivar a sus jugadores y sembrar dudas entre los oponentes. El propósito de la placa junto con el rugido de la multitud era intimidar, ni más ni menos. En aquella tarde, Shankly sacó a Clemence; Lawler (Boersma), Smith, Lloyd, Hughes, Lindsay, Callaghan, Hall, Heighway, Keegan y Toshack.


 El Liverpool se queda a un punto del título de Liga 1971-72. El desenlace es kafkiano y es la guinda a una de las Ligas más apasionantes de la historia. El ManU sale como un cohete y aguanta en el liderato hasta la jornada 26. El Manchester City toma el relevo y durante varias jornadas es seguido de cerca por el Leeds y más lejos, por el Liverpool. Nadie cuenta con un Derby que a seis jornadas para el final se cuela y alcanza el primer puesto. El Derby County completa las 42 jornadas y suma 58 puntos. Leeds United (57) y Liverpool (56) tienen todavía un partido pendiente. El City, que también ha completado su cupo solo ha llegado a los 57. En la noche del 5 de Mayo de 1972 se decide el campeón. El Leeds -al que el empate le vale- es derrotado en el campo de los Wolves por 2-1. El Liverpool -que necesita la victoria siempre que el Leeds pierda- no pasa del empate sin goles en Highbury. Luego el Derby se proclama campeón por primera vez en su historia. A un punto (57) quedan empatados Leeds, Liverpool y Manchester City. Shankly se queja amargamente de un gol anulado en la recta final del enfrentamiento contra el Arsenal que habría significado el título, pero ya no tiene ninguna duda de que el éxito estaba a la vuelta de la esquina, como así fue.

Los reds ganan la Liga 1972-73. La 8ª en su historia y la 3ª de Shankly. Contabilizarán 60 puntos. Por delante del Arsenal con 57 y el Leeds con 53. Virtual campeón el 23/4/1973 cuando los goles de Cormack y Keegan acaban con el Leeds en Anfield. Ian Callaghan, Larry Lloyd y Chris Lawler actúan en los 42 partidos. Ray Clemence, Emlyn Hughes y Kevin Keegan, en 41.

También conseguirá -al fin- su primer título europeo; la recientemente creada Copa de la UEFA que cubría su 2ª edición. En la ida de la final, el 10/5/1973 vence con claridad al Borussia Mönchengladbach 3-0 en Anfield. Dos zarpazos de Kevin Keegan, cuya sociedad con Toshack alcanzaba ya proporciones misteriosas, antes de la primera media hora y un tercer gol obra del lateral Lloyd en la 2ª parte, dejan el pleito muy de cara. Keegan y el alemán Netzer fallaron sendos penaltis. Pero dos goles de Heynckes en los minutos 29 y 40 en la vuelta del Bökelbergstadion (23/5/1973) convierten el resto del partido en una pesadilla. El Liverpool, no obstante, resiste y se proclama campeón. Shankly -que admitió haber pensado en que se podía perder la final- presentó el mismo equipo en los dos partidos: Clemence; Lawler, Lindsay, Lloyd, Hughes, Smith, Cormack, Callaghan, Heighway, Keegan y Toshack. En la ida, Hall sustituyó a Heighway y en la vuelta lo haría Boersma.

1972-73: Kevin Keegan, Alec Lindsay, Frank Lane, Ray Clemence, John Toshack, Peter Cormack, Trevor Storton, Phil Thompson, Larry Lloyd, Phil Boersma, Steve Heighway, Chris Lawler, Brian Hall, Tommy Smith, Bill Shankly, Emlyn Hughes y Ian Callaghan.

Bill Shankly tiene 60 años cuando consigue su último título como entrenador del Liverpool: la FA Cup de 1974. Ante el Newcastle: 3-0. En su autobiografía declara sentirse cansado después de tantos años, su decisión estaba tomada: iba a retirarse. Su esposa le pidió que lo hiciera un año antes, pero él creyó que no era el momento. Ahora, si. Dejaba al Liverpool con el orgullo del trabajo bien hecho y solo con la frustración de no haber ganado la Copa de Europa.

El 12 de Julio de 1974 se anuncia en una conferencia de prensa la decisión de Shankly. Al habla, el presidente John Smith: “Como presidente del Liverpool FC y con gran pesar, comunico que el señor Shankly ha decidido retirarse de su actividad futbolística. La junta acepta su decisión. Quisiera en este momento resaltar los magníficos logros conseguidos por el señor Shankly en su etapa como entrenador”.

Simbólicamente, se sienta en el banquillo de Wembley junto con Bob Paisley el 10 de Agosto de 1974 para la Charity Shield que la van a disputar el Leeds United como campeón de la League y el Liverpool de la FA Cup. Es una tarde llena de violencias en la que Johnny Giles no debió acabar el partido; agredió con un puñetazo a Kevin Keegan que el árbitro solo castigó con una amonestación. Posteriormente si son expulsados Keegan y Billy Bremner por enzarzarse a golpes. Antes, entre Tommy Smith y Alec Lindsay, retiran del partido a Alan Clarke. El pleito acabaría con 1-1 y la victoria del Liverpool por penaltis. 

El epílogo, desafortunadamente, está lleno de sombras. Y es muy triste. Y lo que es peor, largo. Las cosas se volvieron difíciles entre Shankly y el club al que había dedicado 15 años de su vida y al que reconstruyó dos veces, no lo olvidemos. Y la primera de las reconstrucciones la hizo sobre un muerto que andaba. “Todavía quería ayudar al Liverpool, porque se había convertido en mi vida, pero no se me dio la oportunidad”. En su primer año de retiro se dejaba ver asiduamente en Melwood, en los entrenamientos. En aquellos tiempos se realizaban con la puerta abierta a cualquiera. Pero su figura ensombrecía la del nuevo técnico, Bob Paisley. Este le pidió que no apareciese por allí. "Es mi equipo y tengo cosas nuevas que hacer", le dijo.

Shankly, en su fuero interno, creía que el Liverpool tendría para con él, el mismo tratamiento que tuvo el Manchester United con Matt Busby: una presidencia de honor, un cargo de director deportivo … la oferta nunca llegó.

Falleció el 29 de Septiembre de 1981. El corazón. No podía ser de otra manera. Su legado es eterno. Otros -Paisley, Fagan o Dalglish- recogieron su trabajo y proyectaron al equipo a lo más alto en Inglaterra y en Europa, pero él seguirá siendo por siempre el padre de la criatura. La deuda que el Liverpool le debe nunca podrá ser pagada.

Su huella física imborrable queda en esa estatua en bronce que Carlsberg, patrocinador del equipo, sufragó y levantó en su honor en 1997 en The Kop. Allí recoge con los brazos abiertos cada día de partido el cariño renovado generación tras generación de una hinchada que no le olvidará jamás.

EL DÍA EN EL QUE SHANKLY SE ENFRENTÓ A HELENIO HERRERA

EL DÍA EN EL QUE SHANKLY SE ENFRENTÓ A HELENIO HERRERA


Por George Olmos (@george_olmos)

El  4 de Mayo de 1965 tres días después de ganar el primer título de Fa Cup ante el Leeds, Anfield  se vestía de gala, una semifinal europea, ante el gigante italiano, aquellos Jair, Mazzola, Joaquín Peiró, Luis Suárez o Facchetti hacían presagiar un partido de los que harían época, dos genios en los banquillos, Bill Shankly y Helenio Herrera, dos mentes privilegiadas, dos titanes de la estrategia, para un puesto en la final de Milán.
Los neroazurri pisaban Anfield por primera vez, con camiseta blanca y pantalón negro, los italianos se podrían manos a la obra a sufrir, el campeón de Europa, que había destronado al poderoso Real Madrid de los Di StefanoGento y compañía en Viena (1963-64), llegaban con la vitola de invencibles, se lo habían ganado a pulso. Los reds impusieron su ley y con un Anfield repleto apretaron a un centro del campo en el que un exquisito Luis Suárez ponía las notas de calidad en los italianos.


El partido comenzaba sin tiempo para sentarse, en el minuto 4 Ian Callaghan cogía el balón por banda derecha y ese siete como alma que lleva el diablo puso un balón al área neroazurri, allí “Sir” Roger Hunt  con su letal pierna derecha colocaba el balón en las mallas de un Giuliano Sarti, que sólo pudo admirar tan gran disparo se introducía en su portería, los Reds aún se podía ir a por esa final. Los reds seguían dominando, su “passing game” se imponía al buen equipo italiano, pero entonces vino el gol neroazurri, un fallo en un control por parte de Ron Yeats, el error del poderoso central, era aprovechado por un virtuoso del balón, el buen Joaquín Peiró, que yéndose de su marcador cedía el balón a Sandro Mazzola, el magnifico jugador italiano no tuvo piedad y marcaba el gol del empate, parecía que todo estaba perdido, pero aun así ningún red se rindió.


En el minuto 34 cuando Anfield más apretaba, llegó una jugada para guardar en el recuerdo, de una falta sacada por Stevenson,  su pase fue a Roger Hunt que viendo la carrera de Ian Callaghan la ponía al gran siete, este ante la salida del portero italiano la colocaba con el exterior en el palo derecho del portero, 2-1, las gradas empezaron a cantar como nunca y el  “Oh when the Reds, Go marching in”, que empezó a atronar en cada garganta red que poblaba un majestuoso y abarrotado Anfield.
Entonces llegó una de las decisiones que no se entenderán en mucho tiempo, Chris Lawler arranco desde su campo, y al llegar a la altura del área grande tras una pared con Tommy Smith, soltó un latigazo que se adentró en la portería italiana, los reds no se lo creían saltaban, gritaban, hasta que todo eso se vino abajo el austriaco Kainer, señalaba fuera de juego, incompresible como hoy en día dice Ian Callaghan “A día de hoy nunca he podido entender aquella decisión”.


La segunda parte con un Liverpool volcado, los reds no lograban batir la defensa de los italianos, lo intentaron una y otra vez, los gritos The Kop de “ATTACK, ATTACK, ATTACK” no paraban de sonar en las gargantas reds.  A quince minutos para el final, una buena jugada de Tommy Smith daba un gran pase a Roger Hunt, el delantero disparaba, pero su remate era rechazado, pero un vivo Ian St. John que estaba atento marcaba el 3-1, nuestro "Santo" ponía justicia, aun se podía aumentar la ventaja, los supporters reds intentaron  en ese momento con los sones de “Santa Lucia”, mítica canción italiana, pero con la letra  “Go back to Italy”, llevar a su equipo en volandas, pero con el sonido del final del partido,  era el momento para sentirse orgulloso. Anfield estallaba en una sonora ovación a los suyos, la final estaba más cerca por primera vez para un equipo inglés en su historia.
Al terminar el partido Helenio Herrera se dirigió a Bill Shankly, dos genios frente a frente, el español le dijo al técnico escocés “Hemos sido golpeados antes, pero nunca derrotados. Esta noche fuimos derrotados.” 
4 de Mayo del 1965.
Liverpool 3 – 1 Inter de Milan
LIVERPOOL: Tommy Lawrence, Lawler, Ronnie Moran, Geoff Strong, Ron Yeats, Stevenson, Ian Callaghan, Roger Hunt, Ian St John, Tommy Smith, Peter Thompson.
Entrenador: Bill Shankly.
INTER DE MILAN:  Giulano Sarti, Burgnich, Facchetti, Carlo Tagnin, Aristide Guarneri, Armando Picchi, Jair Da Costa, Mazzola, Joaquín Peiró, Luis Suárez, Mario Corso.
EntrenadorHelenio Herrera.
GOLES:
1-0 Roger Hunt  min.4.
1-1 Alessandro Mazzola min.10.
2-1 Ian Callaghan min.34
3-1 Ian St. John min.75
ARBITRO:  Kainer (Austria) .
ESTADIO: Anfield, 54,082 espectadores.


Los nuestros fueron despedidos por varios aficionados en el hoy aeropuerto de Liverpool, a los sones del You´ll never walk alone y con una canción que recordaba a ganar la Fa Cup, con el mítico ¡¡Ee Aye Addio¡¡.

Varios supporters reds despidieron al equipo y a los 600 aficionados que viajaban a Milán. 
Pero la vuelta no empezó nada bien, desde que llegaron al país transalpino, los reds estuvieron hospedados en un hotel al lado del Lago Como, allí los monjes de un monasterio cercano se convirtieron en los mejores supporters neroazurri, durante toda la noche hicieron sonar sus campanas, si a eso le unimos el arbitraje vergonzoso sufrido en San Siro por parte de José María Ortiz de Mendibil, todo se puso de cruz. Al trencilla después del partido se le vio bebiendo champan con los funcionarios del Inter, tal fue la tropelía del  arbitro que después de aquel partido se le retiro la licencia y no volvió a arbitrar partido alguno, Más tarde vergonzosamente admitió que el Inter le había sobornado, este atropello se vio en los dos goles que permitió y que generaron mucha controversia. 
El primer gol de  los italianos, llegó  tras un gran golpeo de falta de Mario Corso, pero un minuto después con balón en las manos de LawrenceJoaquín Peiró le quitaba de las manos el balón, el portero red, Tommy Lawrence, decía esto al respecto “Fue falta, se le permitió continuar y anotaron, pero más alucinante fue el gol de Facchetti, que anoto de manera directa un tiro libre indirecto.” 

Facchetti ponía la puntilla y el final a un sueño del que no nos dejaron soñar. 
Muchas cosas rodearon aquel encuentro años después Shankly en su autobiografía decía lo siguiente “la multitud en San Siro estaba muy hostil con nosotros. Incluso tiraron bombas de humo, algunas de color purpura que llegaron a estallar en los escalones y manchar la ropa de Bob Pailsey. El Inter nos gano 3-0 pero ni siquiera sus jugadores disfrutaron del partido. Ellos marcaron de forma directa una falta que era indirecta. Después la gente iba con sus enormes banderas y diciéndoles a nuestros jugadores. “Correcto, nosotros perdimos, pero vimos como ellos lo hicieron. El Inter de Milán son los campeones no oficiales del mundo y todas estas personas están locas de contentas de haber ganado al Liverpool. “Genio y figura hasta el final.
Los jugadores italianos se llevaron 1140£ por el partido ganado ante los reds, Angelo Moratti les pagó dicha prima, el padre del que fuera después presidente del conjunto neroazurro, Massimo, y aunque la llegada al aeropuerto no fue grata con un “Liverpool Savages” y es que Helenio Herrera quedo impresionado por el ruido de Anfield y sus aficionados quisieron comenzar pronto el partido de vuelta. Cuentan que los pubs de Milán abrieron hasta la 1.00 de la mañana y los supporters reds que viajaron pudieron tomarse una pinta “tranquila” en ellos. 

Recibimiento hostil en el aeropuerto, calma a la salida del mismo y en la noche milanesa. 
Tras su vuelta a Liverpool el club y Shankly decidieron dar unas vacaciones a los jugadores, Mallorca fue su destino.


Los reds se despedían de la primera final para un equipo inglés por aquel gol de Mazzola en Anfield, pero siempre recordaran las aficionados reds, aquel 4 de Mayor en el que 50.000 personas vieron como aquel “Santa Lucia” se puso más scouser que nunca. Pero está derrota fue dura, pero curtió a un equipo en busca de la Copa de Europa, se gestó el que sería un equipo que dominaría el panorama futbolístico europeo.

Una derrota que no escondió un gran equipo.
Tanto Shankly como Helenio Herrera fueron algo más que un entrenador, para el recuerdo siempre quedarán sus frases, mitos, leyendas, que en un Mayo del 65 dejaron en tablas aquella partida de ajedrez, jugada en un tapete verde, aunque un arbitro español no decidiera eso y dejará a Shankly sin su esperada final de Copa de Europa.

12 de Mayo del 1965.
Inter de Milan 3 – 0  Liverpool
INTER DE MILAN Giulano Sarti, Burgnich, Facchetti, Gianfranco Bedin, Aristide Guarneri, Armando Picchi, Jair Da Costa, Mazzola, Joaquín Peiró, Luis Suárez, Mario Corso.
Entrenador: Helenio Herrera.
LIVERPOOL: Tommy Lawrence, Chris  Lawler, Ronnie Moran, Geoff Strong, Ron Yeats, Stevenson, Ian Callaghan, Roger Hunt, Ian St John, Tommy Smith, Peter Thompson.
Entrenador: Bill Shankly.
GOLES:
1-0 Mario Corso  min.8.
2-0 Joaquín Peiró min.9.
3-0 Giacinto Facchetti min.60
ARBITRO:  José María Ortiz de Mendibil (España).
ESTADIO: Giuseppe Meazza, 76,601 espectadores.


@fotos LfcHistory

da https://www.futbol-tactico.com/es/leyendas_del_futbol/bill-shankly-nunca-camino-solo.html


FICHA:
  • Bill Shankly (Glenbuck, 2 de septiembre de 1913- 29 de septiembre de 1981)
PALMARÉS:
  • Campeón de la Liga de la Liga inglesa (1964, 1966 y 1973)
  • Campeón de la Copa de Liberia inglesa (1964 y 1974)
  • Campeón de la UEFA (1973)
¿Cómo te gustaría que te recuerden? “Básicamente como una persona honesta en un juego en el que muchas veces es difícil ser honesto. En algunas ocasiones tienes que contar una pequeña mentira blanca en períodos complicados, pero me gustaría pensar  que he puesto en el juego más de lo que le he quitado”. Son las palabras de Bill Shankly, quien falleció el 29 de septiembre de 1981 de un ataque al corazón, aunque para algunos murió mucho antes, el 12 de julio de 1974, “cuando se le rompió el corazón al abandonar el Liverpool", dijo después Johnny Giles, elegante centrocampista irlandés de la época.
Todo el que llega a Anfield por primera vez tiene dos paradas obligatorias. Una es la vieja puerta con la leyenda ‘You’ll never walk alone’, convertida en un santuario para los 96 aficionados que murieron trágicamente en Hillsborough (Sheffield). El silencio lo domina todo en ese lugar, incluso en los días de partidos. La otra es la estatua de Bill Shankly en la fachada principal del estadio. Los turistas se amontonan en este punto céntrico para hacerse una foto con su figura de fondo, con los brazos estirados hasta el infinito y con una pequeña placa debajo que reza: “El hombre que hizo feliz a la gente”. Shankly representó para el Liverpool eso, la plena felicidad. Él fue capaz de rescatar a un club que estaba hundido antes de comenzar la década de los sesenta. Anfield era un vetusto estadio de fútbol, al igual que Melwood, la ciudad deportiva, anclada en otra época y con unas instalaciones demacradas. Todo a imagen y semejanza de un equipo que caminaba por la Segunda División.
Su llegada al Liverpool
Tom Williams, presidente del Liverpool en esos tiempos, recorrió en coche la distancia que separa Liverpool hasta el condado de Yorkshire para ir en buscar de Bill Shankly, un entrenador que había llamado la atención en el modesto Huddersfield. "Vengo para ofrecerle el cargo de entrenador del mejor equipo posible", le dijo Williams. "Qué pasa, ¿ha hecho las maletas Busby?", respondió Shankly, en referencia al entrenador del Manchester United. Pero la oferta venía de Liverpool, un club al que el Huddersfield había arrasado poco tiempo antes por 5-0. Finalmente Williams consiguió su objetivo: Shankly llegó a Liverpool, para cambiar para siempre la historia del club inglés.
El equipo logró retornar a la Primera División, siempre bajo el trabajo espartano de Bill Shankly, un hombre que vivía por y para el fútbol. No cabía otra opción en un hombre con una profundas ideas socialistas, forjada bajo la mina. Un trabajo que desarrolló en Glenbuck (Escocia), su pueblo natal. Se crió en una familia con diez hijos, cinco de ellos futbolistas. Shankly comenzó jugando en el Scottish Junior Football en 1931, para fichar un año después por el Carlisle United. Sus buenas actuaciones llamaron la atención del Preston North End, club que pagó por él 500 libras. Allí Shankly se convirtió en uno de los pilares del equipo, con 300 partidos y consiguiendo su mayor éxito en 1938, cuando ganó la FA Cup. Shankly también fue internacional por Escocia en siete ocasiones. Un futbolista brillante que vio truncada su carrera por la Segunda Guerra Mundial. Sus últimos años los agotó en el Portsmouth, donde comenzó su camino como entrenador.
Transformó al club
A pesar de una modesta carrera como técnico, Shankly elevó al Liverpool entre los equipos más grandes del país. Lo cambió todo en Anfield. Los jugadores interiorizaron el equipo como suyo. Él fue el que colocó la famosa placa antes de saltar al campo. Esa que avisa de que ‘Esto es Anfield’. “Es para recordar a nuestros muchachos qué camiseta defienden y a nuestros adversarios contra quién juegan”. El entrenador escocés también transformó a sus “muchachos”. A los regulares los hizo buenos, y a los buenos los hizo espectaculares. No tardó en convertir al Liverpool en un equipo ganador: los títulos de Liga en 1963, 1964 y 73, la Copa de 1965 y 1974 y la Copa de la UEFA en 1973. Todo bajo una nueva idea futbolística, en las antípodas del fútbol inglés. Shanklytenía una idea clara, un juego de toque que quedó para siempre. “El fútbol es un juego extremadamente simple. Consiste en dar y recibir pases, controlar la pelota y moverse para recibirla otra vez", explicaba el escocés al que le preguntaba sobre su juego. La herencia de Shankly también quedó en los colores del equipo. Ocurrió en 1964, tras un partido ante el Anderlecht. El Liverpool vistió totalmente de rojo, algo que impresionó al escocés, quien decidió que a partir de entonces ese iba a ser el uniforme oficial de los ‘reds’. Un color que infundía temor y respeto en sus rivales. El entrenador del Liverpool también ‘cultivó’ la rivalidad contra el Everton, al que siempre tenía en sus pensamientos. Fueron miles las frases contra el vecino. “Cuando me aburro miro abajo a ver cómo va el Everton” o "La ciudad de Liverpool tiene dos grandes equipos: el Liverpool, y los reservas del Liverpool". 
Una historia que acabó la mañana del 12 de julio de 1974. Sin que nadie se lo esperara, Shankly recorrió los escasos metros que separaban su casa de Anfield para informar que dejaba el club. John Smith, presidente del club, le pidió que por favor no lo hiciera. “"¡Pero eres Shankly, el gran Bill Shankly, no puedes irte de esa manera!", afirmó Smith, conmocionado por la noticia. Shankly pidió además que su despedida fuera simple, sin ninguna pompa ni homenajes. Se quería marchar como yo, sin hacer ruido. “Con un gran pesar como presidente del Liverpool, tengo que informarles que el Señor Shankly  nos ha informado que quiere retirarse de la participación activa del fútbol. Y la dirección del club ha tenido que aceptar esa decisión. En este momento me gustaría dejar constancia del gran reconocimiento de esta Junta Directiva de los magníficos logros deportivos de Bill Shankly durante su etapa en el club”, explicó en rueda de prensa Smith, con la sensación de que despedía a un mito, al 'Hombre que había hecho feliz al Liverpool'.
"Mi familia ha sufrido mucho por todo eso"
Shankly explicó poco después de los motivos de su marcha. El fútbol, ese deporte por el que vivió por encima de todo, lo había acabado agotando. "Después de la final de la Copa FA q entré en el vestuario y me sentía cansado de todos los años. Le dije a un tipo que estaba cuidando el vestuario, 'Tráeme una taza de té y un par de pasteles, por el amor de Cristo 'Cuando me senté con mi té y pasteles, mi decisión estaba tomada. Si hubiéramos perdido la final me hubiera llevado a cabo, pero pensé: 'Bueno, hemos ganado la Copa y ahora tal vez es un buen momento para ir. 'Yo sabía que iba a terminar”, señaló el entrenador escocés, quien se dedicó entonces a su mujer y a su familia, a los que había renunciado por su amado deporte. Una situación de la que se daría tiempo años después: “Alguien me dijo que el fútbol era una cuestión de vida o muerte para mí. Y yo le contesté que era mucho más importante que todo eso. Mi familia ha sufrido mucho por todo eso".

Texto: Héctor García/@HektorGS83